lunes, 17 de junio de 2013

Más vale queja en mano que reclamación volando

Es muy importante saber la opinión de nuestros clientes dándole oportunidad de aportar ideas para mejorar nuestro servicio.
Debemos tener en cuenta las sugerencias de nuestros clientes ya que podremos evitar posteriores quejas o incluso reclamaciones.













Una queja es síntoma inequívoco de que algo no funciona bien, debemos escuchar al cliente con atención, y si somos hábiles podremos solucionar el problema con alguna compensación que satisfaga a ambas partes y de esa manera evitar llegar a la reclamación escrita que ya dejaría de estar en manos de la empresa turística y del cliente una posible solución.





Si no conseguimos llegar a un acuerdo y el cliente pide la hoja de reclamaciones, se la facilitaremos, haciendo un seguimiento desde su emisión hasta su resolución, informando en todo momento al cliente ya que una reclamación nunca debe caer en el olvido.
Las reclamaciones no tendrán validez legal si no se presentan ante una oficina de consumidores y usuarios o servicio similar que les de trámite legal.
La reclamación debe evitarse en la medida de lo posible, ya que un cliente descontento es una mala publicidad y así como los clientes satisfechos actuan de prescriptores, los clientes insatisfechos irán divulgando su mala experiencia y su descontento el cual nos dará mala imagen y nos hará perder posicionamiento en el mercado turístico. En conclusión debemos ser unos buenos relaciones públicas satisfacer al cliente compensándolo de alguna manera y evitar llegar a la reclamación escrita que nos dejará fuera de la decisión final, que será la judicial y que tendremos que acatar.

La mejor solución llegar a un acuerdo, satisfactorio para ambas partes.


 

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